lunes, 28 de septiembre de 2015

Recursos para trabajar el tema de los refugiados.I

------Refugiados-------
Definición:
Según el diccionario un refugiado, una refugiada  es:

 Persona que por causa de una guerra, catástrofe o persecución, busca refugio fuera de su país:


Otra definición:

La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados –adoptada el 28 de julio de 1951 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU)– establece que el refugiado es toda persona que debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país; o que, carente de nacionalidad y encontrándose como consecuencia de dichos sucesos, fuera del país donde antes tenía su residencia habitual, no pueda o, a causa de sus temores, no quiera volver.

Es muy común que los refugiados sean vistos como una carga, como gente que necesita ayuda pero que no tiene mucho que contribuir. Sin embargo, cada refugiado tiene la capacidad de efectuar contribuciones excepcionales a su propio país y a la humanidad.

A parte de lo que hemos oído por la televisión: refugiados Sirios huyen, piden asilo, a lo largo de la historia de la humanidad nos encontramos de que esto no es algo nuevo, sino que siempre ha existido. Y todas las personas que han huido de su país han aportado al mundo y al país al que llegan cosas buenas. Por ejemplo podemos citar aquí a Albert Einstein, Rigoberta Menchú.

Enseñanzas de Jesús. Los  refugiados son mi prójimo.

Jesús también fue un refugiado, de pequeño huyo con sus padres desde Belén a Egipto. (Mateo 2, 13-15) 

Jesús no ha enseñado que debemos amar a todos.


                “Amaos unos a otros como yo os he amado”
 
 




Los que le seguimos, los que somos amigos de Él, queremos ser reflejo de su imagen por eso aprendemos  sus enseñanzas:


    “En verdad  os digo en cuanto hicisteis a uno de estos hermanos 
     míos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mateo 25, 40) 
 
 





Cuando acogemos a un refugiado ejercitamos algunas obras de misericordia (son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales) tales como:

DE LAS ESPIRITUALES:

Consolar al triste.

Jesús nos ha dicho: "Dichosos los que lloran porque serán consolados". El consuelo de Dios, por medio de su Espíritu Santo, nos consuela. Pero, además, Dios se vale de nosotros para consolar a los demás. 

DE LAS CORPORALES:

Dar de comer al hambriento.
Jesús nos ordena compartir con el necesitado cuando nos dice, "El que tenga dos capas dele una al que no tiene, y el que tenga alimento, comparta con el que no"(San Lucas, 3-11). Al compartir nuestro alimento, no solo les llenamos el estómago a nuestros hermanos necesitados, sino que les mostramos el amor de Dios que no los deja desfallecer.
Dar de beber al sediento.
Con cuantas ganas nos bebemos un vaso de agua fresca luego de recorrer un largo trecho para calmar nuestra sed. ¿Cuántas veces pensamos en nuestros hermanos que no tienen un lugar donde beberlo?
Dar posada al peregrino.
Existen muchos inmigrantes, refugiados que esperan nuestra ayuda para poder vivir dignamente junto a su familia, ayuda que debe hacerse presente en toda forma y a todo momento.
 Vestir al desnudo.
A menudo nos encontramos con hermanos que están vestidos con harapos o bien se encuentran desnudos, viéndose disminuida su dignidad de hijos de Dios. Ayudémosles a recobrarla brindándoles una vestidura limpia y respetable, que les permita reencontrar al Señor en la bondad de los demás.

  
Las nombradas anteriormente Jesús nos las recuerda en este texto:

         “Tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; 
         forastero y me recibieron en su casa; sin ropas y me vistieron; 
         enfermo y me visitaron; en la cárcel y fueron a verme”.(Mt. 25, 35-36)